Rosa de Jericó

Rosa de Jericó

La Rosa de Jericó es originaria de Afganistán aunque puede ubicarse también en Palestina, Egipto y en los alrededores del Mar Rojo. Se trata de una planta que apenas tiene raíces y que puede ser arrastrada por el viento en los desiertos. Realmente no es una rosa, sino un helecho y suele presentarse en dos estados muy distintos: hecha una bola, marrón y oscura, cuando no se encuentra en las mejores circunstancias o esponjosa y en un color verde vivo, si tiene a su alrededor la humedad suficiente para sobrevivir. Estas dos fases se pueden suceder de forma intermitente a lo largo de la vida de una de estas plantas durante incluso veinte años.

Se trata de una planta muy valorada en el ocultismo y reconocida como una "planta mágica", con múltiples propiedades, destacando sobre todo que puede alimentarse de las energías negativas y convertirlas en positivas. Es conocida también como la planta de la resurrección puesto que, además de poder variar de estado, cuenta con unas especiales capacidades muy interesantes que consiguen que pueda reanimar a otros animales y plantas.

Propiedades de la rosa de Jericó

La rosa de Jericó es una planta que cuenta con muchas propiedades diferentes y que es muy valorada en un gran número de culturas debido a ello. En la mayoría de éstas, se utiliza como especial elemento para proteger las casas y llevar la suerte hacia ellas y hacia las personas que las habitan. Se cree que la rosa de Jericó es capaz de absorber todas las malas energías presentes en un lugar y convertirlas en buenas, renovando y sanando el ambiente. Así, se piensa también que gracias a las propiedades mágicas de esta planta la salud, la economía, la vida en pareja, los estudios, el trabajo etc. de las personas que se relacionen con ella mejorarán de forma notable. 

Además, esta planta también es reconocida porque se afirma que cuenta con la capacidad de "resucitar", tanto ella misma, como a otros ejemplares. Científicamente es la trehalosa, que realmente no es más que una molécula del azúcar, la que le otorga a la rosa de Jericó esta especial propiedad. Diferentes plantas y animales utilizan a la rosa para poder reaccionar tras algunos estados similares a la muerte. Esta molécula también se encuentra presente en algunos hongos o en algas marinas, siendo realmente importante para la hidratación/deshidratación de estos organismos (que realmente es lo que le sucede a la rosa de Jericó). 

Y por último, esta planta también cuenta con propiedades medicinales y terapéuticas, como unas especiales propiedades diuréticas, así como también para una mejor cura y tratamiento de cualquier tipo de herida. Las rosas de Jericó ya fueron utilizadas con estos fines por los indios Hopi, que las buscaban entre las rocas, asegurando que eran las más buenas para este tipo de uso.

Cuidados de la rosa de Jericó

La rosa de Jericó puede cambiar muchas veces de estado a lo largo de su vida. Esta planta se presenta en un estado original verde y cuando se seca se contrae y se vuelve marrón, formando una especie de bola apretada. Al volver a recoger la humedad del ambiente parece revivir y volverse verde, aún cuando lleve muchos años cortada.

Para cuidar una rosa de este tipo, si es la primera vez que se adquiere, será interesante sumergirla dentro de cualquier recipiente de agua. Durante las primeras semanas lo mejor que podrás hacer es cambiarle el agua de forma diaria para poder evitar que le salgan algas o directamente moho. Para esto la adquirirás en forma de bulbo y lo mejor será que utilices recipientes naturales, porque los sintéticos no dejarán pasar tan bien las energías.

Conforme vaya pasando el tiempo podrás cambiar el agua de forma semanal, y después cada dos semanas. Lo mejor es que utilices agua mineral si quieres que tu planta consiga desarrollarse en las mejores condiciones y será interesante también que la coloques donde le pueda dar el sol para hacer la fotosíntesis. Tampoco deberías poner más de una rosa por recipiente. Cuando termine el ciclo vital de esta planta, si lo deseas, puedes crear saquitos de la suerte mezclando sus restos con muérdago, ruda y coriandre.

Leyendas

Según las conocidas como Leyendas del cielo y de la tierra la rosa de Jericó es conocida como la flor de la resurrección porque es capaz de morir y de volver a nacer después. El origen de esta leyenda está estrechamente relacionado con el cristianismo y viene a explicar que cuando la familia formada por Jesús, María y José se vio obligada a huir de su hogar en Belén para poder salvar al niño Jesús de la matanza que el rey Herodes había ordenado, debieron cruzar las extensas zonas planas de Jericó. 

Esta leyenda explica que cuando María bajó de su asno apareció una flor a sus pies y la Virgen, sonriendo, le dijo que entendía que salía de la misma tierra para poder saludar al Niño Jesús. A partir de aquí, y mientras Cristo vivió en la Tierra estas plantes siguieron floreciendo y haciendo muy bonitos los campos de la zona pero, cuando Jesús murió, las rosas de Jericó quedaron secas y murieron todas también. Y finalmente, como el Salvador, tres días después resucitaron y volvieron a estar verdes, a florecer y a seguir desprendiendo el mismo dulce aroma de siempre.

Rituales y oraciones

Las oraciones y los rituales que tienen como protagonista a la rosa de Jericó son muchos. En primer lugar se utiliza simplemente su energía, puesta en un cuenco con agua, para absorber las malas y renovar todas las energías del hogar o el lugar en el que se encuentre, convirtiéndolas en energías positivas. Para ello, existe también una oración especialmente pensada para cuando se quiere pedir algo concreto a la Rosa en la que se trata a esta flor de Divina y se le pide protección, prosperidad, guía y ayuda.

Otros de los rituales concretos en los que se utiliza como principal elemento una rosa de Jericó es el utilizado para encontrar trabajo. Para este será necesario poner la rosa en agua pura y escribir en un folio el deseo que se quiere conseguir en el menor tiempo posible. Después este papel se debe enroscar en un imán o en una piedra magnética y hacer un pequeño paquete que se atará a la rosa, intentando que no pese demasiado. A continuación se debe recitar una oración durante 28 días, pidiendo a la Santa Rosa y a San Pancracio un trabajo con mucha ilusión, positividad y ganas.

El segundo ritual se utiliza para poder proteger el hogar y para ello se tomarán tres rosas de Jericó junto con tres velas: una verde, otra roja y otra blanca. Un lunes se pondrán en un rincón del hogar tres recipientes con agua y se colocará una flor en todos ellos, formando un triángulo. Entre los boles se colocarán las velas, frotadas con aceite de mandrágora. Después estas velas se tendrán que encender cada día sobre unos tres minutos mientras se recita una oración pidiendo protección. Este ritual debe repetirse por nueve días si se quiere conseguir acabar con las malas influencias en el hogar.

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